Llega la esperada continuación de esta epopeya épica de la literatura nipona.
Tras la publicación hace un año aproximadamente del primer volumen de El Cantar de Heike, de Eiji Yoshikawa, Satori Ediciones nos trae ahora el segundo libro, que no desmerece en nada al anterior.
Tras la publicación hace un año aproximadamente del primer volumen de El Cantar de Heike, de Eiji Yoshikawa, Satori Ediciones nos trae ahora el segundo libro, que no desmerece en nada al anterior.
Para refrescar un poco la
memoria, en el primero, el emperador Goshirakawa ha ascendido al
trono gracias a las intrigas de la concubina favorita de su padre.
Con ello, la línea sucesoria del hijo mayor pierde fuerza. Pero
dentro de la corte, las distintas facciones conspiran para recuperar
la influencia y el poder perdidos. Poco a poco, estas intrigas darán
lugar a una cruenta guerra civil que enfrentará a familias enteras y
desgajará a la sociedad japonesa de la época.
Concebida como una
epopeya nacional, Eiji Yoshikawa emprendió la escritura de una
monumental obra en la que se daban la mano la traición, la lealtad,
el drama, los héroes y la esperanza para construir un país en una
convulsa época medieval. Heike Monogatari está formado por
doce libros y un epílogo y es comparable a la Ilíada de
Homero en el mundo occidental.
Dejando aparte ciertos
excesos de la época (tanto lingüísticos como de estilo propio de
esta literatura), lo cierto es que el Cantar de Heike sirve
como radiografía de una época violenta y convulsa. Narra
acontecimientos históricos como la aparición de la casta de los
samúrais, de la disolución de la vida cortesana, y el lamento por
la pérdida de valores como el heroísmo y la vida sencilla. Esto no
quita para que sea un texto propagandístico, en el sentido de que
los monasterios budistas lo utilizaron para poner ejemplos sobre los
valores que debían regir la vida de los hombres buenos. Esto es una
constante de la época y en Europa lo encontramos en obras como Los
cuentos de Canterbury, La muerte del rey Arturo o La canción de
Roland.
Es tal la importancia de
El Cantar de Heike que se sigue transmitiendo de generación
en generación, ya que sus ideales caballerosos y elevados y el
trágico peso del destino (a la manera de los griegos) lo convierten
en un texto de plena actualidad.
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