Un viaje nostálgico por los barrios de la capital durante la década de los sesenta.
Aunque denostado por su
imagen pública, Francisco Umbral ha sido capaz de crear libros que
contienen pasajes realmente brillantes. En este Travesía de
Madrid (Ediciones Destino), la trama es mínima, y sólo sirve de
excusa para que el autor despliegue sus descripciones. Cuenta la
historia de un recién llegado a Madrid que quiere vivir a costa de
las mujeres y haciendo ocasionales trabajos delictivos.
Irá encadenando
relaciones con la misma facilidad con que se cambia de barrio y así,
poco a poco, recorreremos el Madrid de la década de los sesenta.
Desde el Paseo de la Castella hasta los barrios más marginales del
sur (Abroñigal y El Pozo), pasando por Ventas, la zona centro,
Majadahonda, Tetuán y Ciudad Universitaria. En cada uno de los
barrios mantendrá el protagonista un romance. Sin distinciones de
clase. Con mujeres casadas, criadas, extranjeras, adolescentes, etc.
Y seguirá buscando el amor a través de cuerpos extraños sin saber
que acaso busca un imposible.
Mención aparte merece el
tema de la muerte. Los cementerios de Madrid están presentes en sus
páginas como un protagonista más y el autor se refiere a ellos como
la montaña de los muertos. Habían sido zonas de extrarradio
que poco a poco se ven rodeadas por la nueva construcción de pisos.
También la muerte está presente en la figura de su novia suicida,
capaz de arrastrar al protagonista a su propio pozo de perdición.
El libro tiene mucho de
autobiográfico. El autor llegó de Valladolid y se encontró con el
ambiente literario de Madrid. Pero sin duda, recorrió todo ese mapa
de pensiones, de ropa secándose al sol y de niños de descampado que
refleja en su novela. Travesía de Madrid fue su primera obra
y refleja el pulso de la ciudad con los ojos de un recién llegado.
Define con claridad esa mezcla de amor odio que mantienen hacia
Madrid todos los que viven en ella.
Es sin duda un magistral
ejercicio de estilo que gustará tanto a nostálgicos del Madrid de
la época, lleno de tranvías y conventos, como para aquellos que
quieran acercarse sin tapujos a una prosa lírica y evocadora. Para
leer sin prejuicios.
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